CRÓNICA / CITAS EN EL SPLENDID
CITAS EN EL SPLENDID
Tal vez el nombre Splendid te recuerde algo, si la memoria funcionó, así se llamaba el cine al que después lo bautizaron como Atlántic. Era la década del 60. Resulta que este cinema de precios módicos, situado a la vuelta de la esquina, fue mudo testigo de nuestros inocentes e ilusos amoríos adolescentes. El Splendid era el escenario ideal para que en la matiné del domingo se reuníeran casi a escondidas los Romeos y Julietas del barrio. Ese día, los varones nerviosos llegaban primero. Las mujeres como amigas ingresaban juntas. Ya con las luces apagadas y luego de los anuncios de cartelera y avisos comerciales proyectados, los enamorados se juntaban en las butacas de la parte trasera de la platea. No interesaba la película, lo principal era el afecto meloso con respeto y discreción. Por cierto, no faltaban los besos y cariñitos, así como las promesas de amor eterno. Antes del final de la función, las amigas se reunían nuevamente y salían juntas del cine, con la felicidad en los rostros y la promesa de encontrarse el próximo domingo. Tiempos idos muy diferentes al mundo de hoy.
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